Empujón

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En lugar del duro paternalismo de la ley penal, la política de drogas también podría seguir los principios del paternalismo blando o incluso el paternalismo libertario en el sentido de "empujar" a la gente hacia mejores decisiones sobre su comportamiento cotidiano en relación con las drogas: Richard H. Thaler y Cass R. Sunstein (2005) Un pequeño empujón (Nudge). El impulso que necesitas para tomar mejores decisiones en salud, dinero y felicidad. México, D.F.: Taurus. véase también Pablo Abitbol, RESEÑA del libro

Thaler y Sunstein identifican seis principios de una buena arquitectura decisional:

  1. En primer lugar, por supuesto, prestarle adecuada atención a los incentivos — ¿quién usa, quién elige, quién paga, quién se beneficia? — para asegurarse de alinearlos adecuadamente.
  2. Segundo, asegurarse que la arquitectura de la decisión les permita a los agentes comprender las correspondencias entre las opciones disponibles y los resultados de elegir cada una.
  3. Tercero, utilizar opciones por defecto cada vez que se pueda (muchas veces las personas prefieren adoptar las opciones definidas por defecto en lugar de detenerse e invertirle recursos, en es- pecial tiempo, a sopesar todas las opciones disponibles).
  4. Cuarto, incorporar mecanismos de retroalimentación que le informen eficientemente a los agentes las consecuencias de sus decisiones.
  5. Quinto, anticipar errores e incorporar mecanismos de salvaguarda ante cada posibilidad de error previsible.
  6. Y, sexto, estructurar las decisiones complejas de tal manera que se les facilite a las personas tanto una comprensión clara de las mismas, como una navegación eficiente entre sus diferentes aspectos y dimensiones.

El paternalismo libertario es un tipo de paternalismo relativamente débil, suave y no intrusivo porque las alternativas no están bloqueadas, cerradas u obstaculizadas significativamente. Si la gente quiere fumar cigarrillos, comer muchos caramelos, elegir un plan sanitario inapropiado o no ahorrar para la jubilación, los paternalistas libertarios no les obligarán a hacer otra cosa, o siquiera a ponerles las cosas difíciles (…) Un codazo, como llamaremos al término, es cualquier aspecto de la arquitectura de alternativas que altera el comportamiento de la gente de una forma predecible sin prohibir ninguna opción cambiar significativamente sus incentivos económicos. (pp- 5-6)

Aquí hay un problema que no advierten Thaler y Sunstein. No todos los casos en que se usa fuerza sobre la gente imponen costes sustanciales a esta. Supongamos que estás a punto de tomar un cigarrillo y te cojo de la muñeca para impedirte hacerlo. Aquí no te he impuesto un coste sustancial, pero sin embargo he usado fuerza contra ti. En casos como este, no resultan siempre coherentes sus formas alternativas de expresar su propuesta, que es no imponer costes sustanciales y dar un codazo pero no usar la fuerza.

Amplían aún más su opinión. También es justificable empujar a la gente a actuar de una forma “buena”, incluso cuando hacerlo no sea por su propio bien. En el actual derecho estadounidense, la gente es libre para decir que sus órganos estén disponibles para trasplantes después de morir. Sin embargo, si no han rellenado una tarjeta de donante, los doctores que quieran trasplantar órganos deben conseguir el consentimiento de quien tenga la custodia legal del cuerpo. Thaler y Sunstein sugieren que cambiemos la postura por defecto. ¿Por qué no permitir los trasplantes salvo que alguien haya firmado una declaración prohibiendo que su cuerpo se use de esta manera? Piensan que es probable que se obtengan más trasplantes bajo este sistema. Pero los libertarios pueden apoyarlo, porque no obliga a nadie a donar. Si no quieres hacerlo, todo lo que necesitas es firmar una declaración en ese sentido. (Los autores no apuntan que esto no es un caso de paternalismo, libertario o no, ya que los presuntos donantes se ven empujados por lo que se considera el bien general, en lugar del suyo propio).