Teoría de las subculturas de Albert K. Cohen

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El representante más importante de la teoría de las subculturas es Albert K.Cohen (15 junio 1918 hasta 25 noviembre 2014), criminólogo, sociólogo de nacionalidad Estadounidense, el cual estudió en la Universidad de Harvard y se especializó en la rama criminológica bajo la guía de Edwin H. Sutherland. En 1950 se convirtió en director de orientación del Indiana State Institution for Juvenile Delinquents. En 1955 publica una obra muy relevante, por su alcance y sistematicidad, llamada Delinquent Boys: The Culture of the Gang, en la que trata de dar una explicación acerca de el problema de la delincuencia juvenil en Estados Unidos a través de la teoría de las subculturas.

ORIGEN Y CONCEPTO DE LA TEORÍA DE LAS SUBCULTURAS CRIMINALES

El punto de partida para el desarrollo de su teoría de las subculturas fue la proposición de que “toda acción es el resultado de continuados esfuerzos para solucionar problemas de adaptación” (DAVID PEDRO R., 1979: 56). Esto es, su falta de reconocimiento por el grupo de referencia (CID/ LARRAURI, 2001: 155). De acuerdo a Albert Cohen (1995), la gran parte de los problemas de adaptació--Patricia 13:43, 29. Nov. 2016 (CET)n en la Sociedad se resuelven de una manera normal, pero existen casos excepcionales, en los que los individuos optan por soluciones desviadas. Los motivos de elección de esas conductas desviadas podemos encontrarlos en los “grupos de referencia” que los rodean. En primer lugar, las personas suelen elegir soluciones que son compatibles con las expectativas de sus grupos de referencia corrientes, sin embargo si esas respuestas no son las apropiadas, buscan otros colectivos cuya cultura les aporte respuestas adecuadas. Por tanto, la subcultura se forma cuando un conjunto de personas presentan similares problemas de adaptación y no encuentran soluciones apropiadas en su medio convencional. Tales personas se encuentran e interactúan buscando una salida a su situación, y así generan acciones que, a medida que tienen éxito, van convirtiéndose en patrones compartidos de conducta. Finalmente dicho proceso culmina en la articulación de un peculiar estilo de vida colectivo (TURIANO, 2002: 8). La teoría de la subculturas desviadas no debe de ser interpretada como agrupaciones patológicas de personas desadaptadas, sino que se trata de intentos significativos para resolver los problemas a los que se enfrentan las personas afectadas (YOUNG, 2010, ver también NWALOZIE, 2015:6).

Según Albert Cohen (1995) esta falta de inadaptación es un problema que reclama una solución. Por ello, el joven en conflicto opta por una de estas tres vías posibles de solución:

1º. La respuesta conformista: Esforzarse por ser un chico aplicado y lograr el reconocimiento del grupo, aunque esto suponga competir en inferioridad de condiciones con los jóvenes de clase media (COHEN, 1995:128). Es decir, trata de asumir los valores culturales y sociales de las clases medias a pesar de las insalvables carencias escolares, sociales e incluso lingüísticas, para adaptarse al estilo de vida de aquellas (MARTÍNEZ GONZÁLEZ/MENDOZA CALDERÓN, 2013: 114).

2º. La renuncia a la lucha: Comporta renunciar a las aspiraciones y aceptar la situación de inferioridad respecto de los jóvenes triunfadores, pero permite amortiguar los problemas de estatus juntándose con otros jóvenes de clase obrera que acepten el mismo punto de vista (COHEN, 1995:128). De acuerdo a MARTÍNEZ GONZÁLEZ/MENDOZA CALDERÓN (2013), es la respuesta más común, la cual no rompe con la sociedad oficial sino que pacta y convive con ella.

3º. Integrarse en una subcultura delincuente: Resuelve su frustración de estatus enfrentándose a los valores convencionales de la clase media (MARTÍNEZ GONZÁLEZ/MENDOZA CALDERÓN, 2013: 114). Dicho en otras palabras, consiste en cambiar el marco de referencia del individuo. Como anteriormente hemos explicado para que esta solución sea posible es necesario que el joven asuma como grupo de referencia a unos chicos, con problemas de adaptación parecidos, que puedan admitir un nuevo marco de referencia. A partir de ahí el joven ha de examinar la reacción de los demás ante un acto suyo (un acto vandálico, un hurto, confrontación con otras personas…) que no sea aceptable de acuerdo al antiguo marco de referencia, pero del que se espera aceptación por parte del nuevo grupo (CID/ LARRAURI, 2001: 156). Cuando la persona, tras la exploración, advierte que el acto puede ser asumido por el grupo como una nueva forma de estatus, es cuando se lanza a la innovación cultural (COHEN, 1995: 59-65).

Albert Cohen tras varias investigaciones llega a la conclusión de que el sistema de normas y valores de la clase media es el que destaca y domina en una sociedad (en el ámbito de la escuela, medios de comunicación y otras instituciones). Este sistema de valores es el que rige también para aquellas clases sociales más bajas de la sociedad, que pretenden alcanzar las mismas metas que las clases medias, pero con la desventaja de no disponer de los mismos medios educativos, económicos, culturales y tradicionales (VÁZQUEZ GONZÁLEZ,2003:18). Al no disponer los individuos de las clases sociales más bajas de las mismas oportunidades para alcanzar aquellas metas y fines que la sociedad les ofrece, se produce un problema de adecuación entre las aspiraciones de los jóvenes de las capas inferiores y las posibilidades reales de acceso a las mismas (COHEN,1995: 94-95). Esta situación, según Cohen, crea sentimientos negativos de culpa, autorreproche, ansiedad, autorrechazo, tensión, preocupación y un estado de frustración en las clases sociales más bajas que va a dar lugar a la creación de grupos subculturalemente establecidos. Estos grupos forman su propia subcultura en el que se reconocen, consiguen reducir su frustración y obtienen un mejor concepto de sí mismos. En síntesis, el conflicto se produce cuando el joven de las clases sociales bajas da importancia a la estima de las clases medias y se identifica con éstas, y al mismo tiempo toma consciencia de estar ubicado en una posición social inferior y en desventaja, se enfrentará con un problema de adaptación (MARTÍNEZ GONZÁLEZ/MENDOZA CALDERÓN, 2013: 114). Dicho problema de adaptación lo resolverá formando su propia subcultura.

CARACTERÍSTICAS DE LA DELINCUENCIA DE GRUPOS O BANDAS DE CLASE SOCIAL BAJA

Albert Cohen identifica una serie de características de la delincuencia de bandas o grupos de varones pertenecientes a la clase social baja. Todas ellas comprenden la subcultura de la delincuencia:

1.Delincuencia expresiva: esto se refiere a que es un tipo de delincuencia el cual no persigue obtener beneficio económico, sino que normalmente se pretende otros fines como pueden ser el placer, satisfacer la necesidad de ocio y sobretodo permite conseguir estatus en el seno del grupo, lo que les otorga una profunda satisfacción (COHEN,1995: 25-26).

2. Delincuencia Maliciosa: Esto significa que su principal propósito consiste en causar daño y problemas a los demás, hacer que su vida resulte infeliz, aburrida, incómoda. Al mismo tiempo pretenden experimentar un cierto placer desafiando las normas dominantes. Como un buen ejemplo de delincuencia maliciosa podemos destacar los actos de vandalismo para ganar respeto.

3. Oposición a las normas dominantes: se toma la pauta de comportamiento de las normas dominantes, justamente para hacer lo contrario de lo que ellas prescriben (CID/LARRAURI, 2001: 153).

4. Versatilidad: no es una delincuencia especializada en una clase de delitos concretos, sino que los jóvenes que forman parte de esta subcultura llevan a cabo distintos actos desviados como pueden ser hurtos, robos, entrar en propiedad ajena…

5. Hedonismo inmediato: tienen poco interés en metas a largo plazo, es decir, en aquellas actividades que requieren mucha planificación. La subcultura delincuente busca una gratificación urgente. Son jóvenes que responden impulsivamente a cualquier sugerencia que puedan suponer diversión sin tener en cuenta los beneficios remotos y los costes.

6. Énfasis en la autonomía del grupo: los jóvenes que componen las bandas se oponen a toda restricción o control de su comportamiento excepto cuando este se debe a una imposición informal por otros compañeros de su mismo grupo (VÁZQUEZ GONZÁLEZ, 2003:19). Ellos rechazan, ignoran o desafían la autoridad ejercida por agentes de control social (padres, profesores…). La subcultura delincuente proporciona a sus integrantes un propósito, una forma de vida, que demanda lealtad, reciprocidad y colaboración mutua, subordinando los deseos o aspiraciones personales a las demandas y prioridades del grupo (VÁZQUEZ GONZÁLEZ, 2003:19).

En definitiva, la subcultura delincuente puede concebirse como “un sistema de convicciones y valores que se desarrolla en un proceso de interacción comunicativa entre niños, que por su posición en la estructura social están en una situación similar para la resolución de los problemas de adecuación, para los que la cultura en vigor no proporciona soluciones satisfactorias” (COHEN/ SHORT, 1958:20). La principal finalidad de la subcultura delincuente es tomar represalias contra un mundo que les había dado promesas vacías con respecto al valor del éxito “sueño americano”.

A continuación voy a explicar la teoría de las preocupaciones focales de Walter B. Miller, la cual tiene un enfoque similar a la teoría de las subculturas de Albert K. Cohen. También voy a analizar la teoría de los “valores subterráneos” y “de las técnicas de neutralización” de David Matza y Gresham Sykes cuyo enfoque es contradictorio a la teoría de las subculturas de Albert K. Cohen.

TEORÍA DE LAS PREOCUPACIONES FOCALES DE WALTER B. MILLER

La teoría de las preocupaciones focales surge en 1962 con un artículo de Walter B. Miller titulado “la cultura de la clase baja como la causa de la delincuencia en pandillas”. Walter B. Miller consideraba que dicha teoría era aplicable a aquellos grupos de adolescentes callejeros pertenecientes a la clase social baja. A diferencia de Albert Cohen, que defiende que la delincuencia es una reacción de la clase baja al pretender alcanzar las mismas metas que la clase media, Walter B. Miller defiende esa actividad como un reflejo de preocupaciones focales de los temas dominantes en la cultura de la clase baja. Se trata de "áreas o temas que exigen una atención generalizada y persistente y un alto grado de implicación emocional" (WALTER BENSON, 1958). Frente a un abismo entre las aspiraciones y la probabilidad de su logro, los jóvenes de clase baja buscan estatus y prestigio dentro de las unidades de un mismo sexo (pandillas) en las que exageran preocupaciones focales ya existentes en la cultura de la clase baja (HAGAN FRANK, 2016). Por lo tanto, la delincuencia de pandillas, en lugar de representar una reacción anómica a objetivos inalcanzables de la clase media como afirma Albert Cohen, representa, según la teoría de las preocupaciones focales, un patrón de transmisión subcultural o aprendizaje de valores que prevalecen en el ambiente local.

Las preocupaciones centrales de la cultura de clase baja son las siguientes: problemas, dureza, inteligencia, emoción, destino y autonomía (GENNARO F., Vito, JEFFREY R., Maahs, RONALD M., Holmes, 2006). Problemas, los jóvenes varones de la clase obrera no huirán de peleas, es decir, son incapaces de mantenerse fuera de los problemas ya que esto confiere prestigio y un medio de obtener la atención. Dureza, implica una preocupación por la masculinidad y tener destreza física, rechazando la timidez y la debilidad, es decir, es preferible el "hombre duro, valiente" al hombre “débil”, “afeminado”. En la práctica puede dar lugar al asalto y la agresión como una forma de mantener la reputación del grupo. Inteligencia implica la capacidad de ser más astuto. Esto conlleva a que a menudo las personas traten de estafar, engañar y robar a otro de manera “inteligente”. Emoción enfatizan en la búsqueda de entusiasmo, habilidad, peligro, riesgo, cambio o actividad como estímulo emocional. En la práctica se busca esa excitación en los juegos de azar, las aventuras sexuales y las bebidas alcohólicas. Destino más que un sujeto de control y planificación, el futuro es percibido como una cuestión de destino, suerte o buena fortuna. Autonomía (independencia) aparece como una preocupación dominante en la cultura de clase baja, particularmente entre los varones, se busca ser un hombre libre de autoridad.

LA TEORÍA DE LOS “VALORES SUBTERRÁNEOS” Y DE LAS “TÉCNICAS DE NEUTRALIZACIÓN”

Esta teoría fue elaborada por David Matza y Gresham Sykes en 1961 con su obra “Delincuencia Juvenil y valores subterráneos”, posteriormente fue ampliada por Matza en su obra “Delincuencia y deriva” (1964).

La teoría de los valores subterráneos critica la teoría de la subcultura criminal de Albert Cohen. Según la teoría de los valores subterráneos la persona que realiza el acto delictivo al ser detenido manifiesta sentimientos de culpa o vergüenza, lo que contradice que provenga de una subcultura opuesta a la global como afirmaba Albert Cohen; el joven delincuente es caracterizado por una serie de conductas y actitudes como el odio, agresión, destrucción, “machismo”, etc., y estos son los valores a los que se adhiere. Sin embargo, esos valores “subterráneos” coexisten con los de la sociedad dominante, no están separados de la misma (PÉREZ LÓPEZ).

De acuerdo a Matza, los actos delictivos tienen lugar ya que los jóvenes se encuentran en un estado de transición entre la niñez y la madurez; suelen pasar gran parte del tiempo con su grupo de amigos y están a menudo preocupados por su identidad masculina y su aprobación por el grupo. Debido a esta gran preocupación adoptarán las normas del grupo y apoyarán la delincuencia pensando que los otros compañeros también la apoyan. En realidad dice Matza que se trata de una “comedia de errores” ya que cada individuo piensa que los que le rodean están entregados a la delincuencia pero realmente esto no es así. Matza y Sykes consideran que estos errores se dan respecto a la delincuencia porque el rasgo más destacado de la actividad adolescente es la ociosidad y en estas circunstancias suele darse mucha importancia a las cualidades de “hombre duro” (HOOD, Richard y SPARKS, Richard, 1970).

Gresham Sykes y David Matza con su obra “Técnicas de neutralización. Una teoría de la delincuencia” (1957) habían planteado la tesis de que los delincuentes cuando tienen la intención de cometer actos criminales, emplean recursos lingüísticos para neutralizar la culpa de haber cometido el crimen. A estos recursos lingüísticos se les denomina técnicas de neutralización. Es decir, las técnicas de neutralización son una serie de métodos que las personas que realizan actos delictivos utilizan para neutralizar ciertos valores dentro de sí mismos que habitualmente les impediría la comisión de tales actos. De acuerdo a SYKES Y MATZA (2004) “es a través del aprendizaje de estas técnicas que un joven se convierte en un delincuente juvenil, y no a través del aprendizaje de imperativos morales, valores o actitudes en total contradicción con aquellos de la sociedad dominante”. Dichas técnicas de neutralización son las siguientes:

1. Negación de la responsabilidad: el sujeto aprende en cierta manera a explicar que no actúa “con total libertad” sino que se ve influenciado por circunstancias externas como pueden ser la pobreza, las malas compañías, ausencia de cariño por parte de sus padres…, dicho en otras palabras, fuerzas que son ajenas y están fuera de su control (SYKES/ MATZA, 2004). Este método de neutralización se manifiesta en forma de argumentos como “no fue mi culpa”, “no soy responsable”.

2. La negación de daño: el joven es consciente de que contradice la ley, pero considera que no es para tanto o bien que no causa un verdadero daño como para abstenerse de llevar a cabo ese tipo de comportamientos, es decir, el delincuente insiste en que sus acciones no causan ningún daño o perjuicio (SIEGAL, 2005). Se trata en todo caso de la extensión de una práctica social más general y extendida (como “hacerse la rata”, “hacer una jugarreta”, etc.) antes que de un gesto de oposición al sistema (SYKES y MATZA, 2004: 133). Este método de neutralización se manifiesta en forma de argumentos como "no fue una gran cosa”, “podían permitirse la pérdida".

3.La negación de la víctima: Incluso si el joven reconociese que es responsable del acto y que éste causó un daño, puede no obstante, argumentar que a la luz de determinadas circunstancias “ese” daño no es algo malo. El delincuente cree que la víctima merecía cualquier acción que el delincuente cometió (SIEGAL, 2005). Este método de neutralización se manifiesta en forma de argumentos como "Ellos se lo buscaron" o “se lo merecían”.

4. La condenación de los condenados: en este caso el joven traslada el foco de sus acciones desviadas a los motivos que tienen aquellos que desaprueban sus actos: el joven delincuente alega que quienes lo van a condenar son hipócritas o desviados encubiertos (los policías son corruptos, los maestros tienen alumnos preferidos, los padres se desquitan con sus hijos, etc.) (SYKES/ MATZA, 2004). Es decir, Los delincuentes mantienen que los que condenan su delito lo hacen por puro despecho, o están dirigiendo la culpa hacia ellos injustamente (SIEGAL, 2005). Este método de neutralización se manifiesta en forma de argumentos como "usted fue tan malo como en su día”, “no tienes derecho a juzgarme”.

5. La apelación a lealtades superiores: El delincuente sugiere que su delito era por un bien mayor, con consecuencias a largo plazo que podrían justificar sus acciones, tales como la protección de un amigo, haberse limitado a ser fiel a su banda (SIEGAL, 2005). Este método de neutralización se manifiesta en forma de argumentos como "mis amigos me necesitaban. ¿Qué iba a hacer? ".

En conclusión, las teorías de las subculturas criminales son todavía relevantes en la sociedad contemporánea para explicar la delincuencia pero cubren aspectos parciales del problema, los cuales están llamados, en gran medida, a complementarse y a perfeccionarse a fin de lograr un cuadro explicativo lo más integral y válido posible. También es preciso adaptar todo el cuadro a las nuevas circunstancias creadas a nivel local, nacional, regional y mundial por los vertiginosos procesos de cambio demográficos, económicos, políticos, sociales y culturales.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS CONSULTADAS

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HOOD, Richard y SPARKS, Richard (1970): Problemas clave en criminología. Guadarrama S.A. Madrid, 87.

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SIEGAL, Larry J. (2005): Criminology: The Core Second Edition. Thompson.

TURIANO Jose (2002): «Teorías sociocriminales y prevención de la delincuencia». Documenta Laboris: Serie de Trabajos y Estudios de Investigación de la Escuela de Graduados, (4): 193–238.

VÁZQUEZ GONZÁLEZ, Carlos (2003): «Teorías criminológicas sobre delincuencia juvenil», en: VÁZQUEZ GONZÁLEZ, Carlos (eds.), Delincuencia juvenil. Consideraciones penales y criminologías, Madrid: Colex.

WALTER BENSON Miller (1958): «Lower Class Culture as a Generating Milieu of Gang Delinquency», Journal of Social Issue, 14: 5-19.

What is Albert Cohen's delinquent subculture theory?. Consultable en internet: https://www.reference.com/world-view/albert-cohen-s-delinquent-subculture-theory-56a567cc29ecb061

YOUNG, J. (2010): «Subcultural Theories: Virtues and Vices», en: AGNEW Robert/KAUFMAN Joanne (Eds.), Anomie, Strain and Subcultural Theories of Crime. Farnham: Ashgate.